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jueves, 3 de enero de 2013

Un sábado cualquiera por Estrata


Después de cenar a eso de las once de la noche, cenado y arreglado, me dispongo a salir de casa. 

Cojo las llaves del coche y salgo decidido a tomar la solitaria carretera que me lleva hacia la ciudad. En unos pocos minutos me encuentro ante el primero de los numerosos semáforos que tengo que pasar. Tras varias paradas logro cruzar la ciudad y llego a la rotonda que me introduce en el tortuoso camino hacia la apartada casa de mi amigo. Aparco delante de la gran entrada junto a dos coches mas, amigos sin duda. Paro el motor, silencio.. detrás de la puerta se oye un parloteo amortiguado. Toco el timbre y la verborrea aumenta al abrirse la puerta interior, se oyen pasos y alguien que pregunta quién soy. Una vez comprobada mi identidad se abre el portalón y detrás me saluda el anfitrión. Pasamos al patio, me reciben primero los dos grandes canes y tras los agasajos pasamos al interior de la casa. Allí saludo al resto de los invitados que están enfrascados en conversaciones muy variadas. 

Depende del día puede haber hasta partida con varias consolas, pero habitualmente suelen ser largas charlas, con música de fondo, escenas de películas dignas de destacar en el portátil, acompañado todo esto con un poco de alcohol y con el inconfundible crepitar de la leña ardiendo en el fuego a tierra. Son unas veladas muy entrañables que pueden prolongarse hasta las dos o las tres de la madrugada, en función de los planes que haya.

El ambiente suele ser mas bien varonil, lo cual, no fascina mucho a las féminas pues los temas de conversación suelen estar centrados en ellas, además de hacer cosas típicas de machos, como jugar a las consolas, luchar, peerse, beber, en fin... lo típico entre chavalotes.

Volviendo atrás, el anfitrión siempre nos deleita con las últimas novedades en música o como no, en películas haciendo las maravillas de los presentes con escenas harto destacables y memorables.

Ese lugar ha sido testigo de diferentes eventos, tales como, fines de año, grabaciones de cortos, torneos de ping-pong, aniversarios, conciertos, ensayos musicales, torneos de consolas, barrelas irlandesas y un largo etcétera.    

No me extenderé más, no obstante, hay muchas historias, que tal vez cuente en otro momento.

Así pues sin más preámbulos aqui caduca este relato. 
 

 

miércoles, 25 de julio de 2012

Crítica al Caballero Oscuro: La Leyenda Renace

Para empezar diré que Batman no era uno de mis personajes favoritos de cómics ni dibujos animados y parece ser que el cine me lo confirma.

Fui a ver la última de Batman con unas expectativas altas, pero el visionado me lleva a opinar que es una película pasable con un cinco justo.

Es una película hueca, de diálogos poco interesantes y pésimos así como peleas bastante malas y cutres.

El argumento de la historia es artificial en muchos casos, es predecible y parece pegado a lo cutre salchichero.

La película dura casi tres horas pero se hace pesada porque el tiempo se detiene, el hilo argumental es lento, alarga escenas innecesarias y escenas de más importancia se acortan. Muchas escenas de relleno.

Hay demasiados protagonistas y eso da como resultado que no se pueda profundizar en ninguno y que pierdan carisma.

Batman es derrotado con facilidad por Bane que parece imparable e indestructible y finalmente pierde todo interés cuando es vencido con bastante soltura por un Batman más poderoso y recuperado milagrosamente de la columna que tenía partida.

Por no hablar del pésimo doblaje de Bane y Miranda.

Aunque cuando salimos del cine comentaron que el director no iba a continuar con la saga, el final deja lugar a una posible nueva producción.

miércoles, 7 de mayo de 2008

Un dia por Manresa city

Un dia por Manresa city

Ubicado en una calle del barrio viejo, me dispongo a trazar mi ruta hacia el centro de la ciudad.
El paso a través de las callejuelas, se ve inundado de miradas escrutadoras y siluetas tras los ventanales y portales oscuros, de los que suele salir un intenso hedor característico de este lugar. Rayando el mediodía este singular tufo se entremezcla con la fragancia de los guisos, que hacen al viandante aumentar su apetito.
Continuo mi periplo por la empinada cuesta que me conduce a la plaza del ayuntamiento, llena a rebosar de gente en sus idas y venidas. Después de un largo lapso de tiempo, ensimismado ante el gentío, decido reanudar mi recorrido por una angosta calle repleta de pequeños comercios y que me lleva directo a la ruta comercial del núcleo urbano. La muchedumbre se hace con las calles, provistos con bolsas de las más diversas marcas.
Prosigo mi marcha por la calle que me traslada a una considerable plaza en cuyo interior alberga una lozana fuente, que en los días de estío, apacigua el calor de los zagales sobretodo.
Me dirijo hacia el semáforo y me apresto a cruzar pues los vehículos con suma presteza inician su marcha; me adentro en la principal arteria de la ciudad, el paseo, abarrotada de gente en sus quehaceres.
Los majestuosos plataneros a uno y otro lado se alzan desafiantes, testigos mudos del ir y venir de los acontecimientos, protectores en los tórridos días de canícula.
Llego al nivel del antiguo casino ahora transformado en biblioteca, la cual tiene mucha afluencia de gente, sobretodo estudiantes. Un poco más arriba un viejo teatro restaurado que hace las delicias de los lugareños de todas las edades. Sigo un poco más y voy a dar con mis huesos en la vieja escalinata de la iglesia que preside una singular plaza. Lugar habitual de concentraciones sobre eventos deportivos y demás. También frecuentada por quinceañeros, como punto de partida de sus actividades. Oteo el horizonte y veo como mis planes de seguir hacia delante mi particular ruta se ven quebrados, pues un nubarrón amenaza con descargar sobre la ciudad. Me pongo a cubierto en un portal esperando que amaine. Espera en vano, puesto que, no solo no se calma sino que arrecia y me veo obligado a desistir. Me dirijo hacia una parada de autobús con el agua calada hasta los huesos. Me encajono como puedo entre la apretada multitud que aguarda como yo la llegada del transporte público. Mi espera se prolonga durante unos largos e intensos minutos, quedando totalmente ausente, zambullido en mis propios pensamientos en medio de aquel gentío. El chirriar de los frenos me devuelve a la realidad… habrá que esperar a un día mejor o quizás un día que vaya mas preparado.

lunes, 10 de diciembre de 2007

El encuentro

Veo su mirada atravesar la multitud hasta morir con la mia. El ruido infernal nos envuelve de fondo, nuestra atención se centra únicamente en nosotros. Todo gira alrededor de nosotros, el tiempo se detiene. Por un instante aparta la mirada, caida de ojos, quizás timida, acaso intimidada por mi poder de seducción... Me acerco vacilante y sin mediar palabra nos miramos una vez más. Nuestros corazones empiezan a bombear más sangre de la habitual, fruto de la excitación del momento. Se nos dilatan las pupilas al máximo para captar el más mínimo detalle que nos atraiga.
La respiración se acelera para oxigenarnos al máximo. Al ritmo de la música atronadora, me acerco hasta que solo un centímetro nos separa. Puedo sentir su respiración. Nos detenemos, mantenemos nuestras miradas. Con una leve sonrisa, agarro su cintura suavemente y acerco muy despacio mi boca a la suya. Nuestros corazones laten con más fuerza si cabe, la respiración se torna más agitada, puedo sentir su nerviosismo y excitación por la situación. A menos de medio centimetro de su boca siento su fresco aliento, siento la presión de sus manos incitándome a que no me demore más, exigiendo lo que tanto deseamos. Finalmente nuestras bocas se funden en un apasionado beso que nos transporta a un lugar dónde el tiempo y el espacio no existen. Todos los problemas de repente desaparecen. Deseamos con todas nuestras fuerzas que este instante fuera eterno, que nunca se acabara. Pero desgraciadamente no es así, el tiempo juega en nuestra contra y no tardamos en percatarnos de que hemos pasado segundos, minutos, tal vez, horas, ensimismados en nuestros quehaceres. Sabemos que ha llegado el momento y nos resistimos a aceptarlo, pero seguimos caminos diferentes. Increiblemente nos hemos comunicado sin decir una sola palabra, solo con el intercambio de miradas y caricias.
Llegado el momento nos separamos levemente, manos entrelazadas y sostenemos una vez más la mirada. Ahora su rostro sereno y sonriente y radiante muestra una expresión de satisfacción, seguridad, aprobación, conformidad, sus ojos brillan como lo hacen las estrellas una fría noche de invierno. Nos fundimos en un último abrazo y nos separamos hasta que quedamos tan solo unidos por nuestra mano, dedos y nos dejamos. Cada uno sigue su camino, con ritmo pausado, me detengo y me giro para ver su imagen una vez más y ahí está mirandome a mi también. Nos dedicamos una sonrisa y damos media vuelta, nuestra última visión de los dos, guardada para siempre en un rincón de nuestra mente. Quizás volvamos a encontrarnos, pero ahora los dos ya estamos muy distantes el uno del otro. Nuestro destino es incierto, pero certero. Ahora solo nos queda el recuerdo de esa experiencia vivida. Me alejo con estos pensamientos en la cabeza y dejo el lugar que ha sacado de nosotros el lado más cariñoso, apasionado, tierno y bello que tenemos todos...

jueves, 25 de octubre de 2007

Los Centros Comerciales

Buenas,

Queria hablaros de esos sitios de ocio donde la gente va a pasarlo bien, charlar, comer, ver espectáculos y demás... estoy hablando de los centros comerciales, sí.
Tu te levantas un dia y no sabes qué hacer y te dices a ti mismo, ya por vicio: -po me voy al "pryca"
Y claro el dichoso "pryca" se transforma en un lugar de reunión donde la gente charla hooooras y horas; pero aqui no acaba la cosa, no... hay mucha diversidad de fauna que se concentra en esos lugares: están los compradores habituales; los que en verano van porque esta el aire acondicionado y no quieren gastar el de su casa y en invierno van porque esta la calefacción; los "Pedro por su casa" que son aquellos que van tan panchos por el centro como si fuera su casa y además comiendo lo que les viene en gana y tirando los restos detrás de las estanterias; el grupito de jovenes que van a comprar licor para hacer el botellón; la família entera (padres, hijos, abuelos, primos...); esas parejas que llevan a los hijos y los dejan a su libre albedrío como si estuvieran en un parque de atracciones; las marujas que van en chándal; la mujer que parece que va a una boda y el marido que va con la ropa del trabajo... en fin de todo un espectáculo.

Luego está la gente que trabaja en los centros comerciales. Podemos encontrar la típica chica guapa que te atiende muy amablemente y te explica con todo lujo de detalles pero que no te enteras de nada porque se te ha quedado cara de lelo.

También está el típico pasota de turno que esta para pasar el rato, con contrato para la época de verano, que cuándo le preguntas por un producto escurre el bulto así: -pues no lo sé, es que yo soy nuevo aqui - y se queda tan a gusto.

Existen también los llamados "buitres", son aquellos que se lanzan sobre sus presas cuando ven que se interesan por un artículo que lleva comisión. El comprador se ve halagado con tanta adulación, incluso se siente importante aunque le den gato por liebre. En cambio si es alguien interesado en comprar algo que no tiene comisión, se siente tan ignorado y tan pequeño como una mierda de paloma, asi es la vida.

Hecha una pequeña presentación de lo que son clientes y trabajadores, pasemos a la relación que hay entre ellos.

Cuando a primera hora se oye una voz femenina por megafonia que anuncia la apertura del centro (más bien parece el anuncio de un espectáculo: pasen, pasen y vean! aqui tienen a un trabajador haciendo equilibrio sobre una escalera y aqui al hombre lagartija trepando por un mueble...), el cliente (esperando hace horas incluso a la entrada) entra como si tuviera un petardo en el culo, entra a toda leche como un desesperado.
Una vez dentro, se cree el amo y señor del recinto, pues deja el carrito donde le sale de las narices, EXIGE al trabajador que le dé lo que pide si hay como si no (con actitud chulesca y prepotente), amenaza con denunciar, te monta un pollo de no te menees en menos de lo que canta un gallo.
El trabajador que ya lleva horas metido dentro y encima que bien temprano le vayan tocando la moral pues le jode bastante esa actitud. Entonces, ¿qué hace?:

1. Con toda la tranquilidad del mundo le dice al cliente que tiene a su disposición un punto de información donde podrá poner todas las reclamaciones que le de la gana.

2. Se le infla lo que vienen siendo la parte de los machos y se encara con el cliente (mala cosa porque el cliente siempre tiene la razón).

3. Intenta camelarselo, le dice que hablará seriamente con su jefe y que va ha hacer todo lo que este en su mano (eso a veces funciona).

4. Simplemente lo ignora, cosa que lo enfurece aún más hasta límites insospechados.

Y ¿qué decir de los vigilantes de seguridad? esos infatigables veladores de la ley y el orden, siempre al acecho de los maleantes (que de vez en cuando se llevan algún que otro jamón o un portátil o lo que se tercie). Pero bueno ahí están haciendo su trabajo y son necesarios claro que sí. Si no estuvieran ¿quién se iba a encargar de joder al personal?

Esto es más o menos el interior de un centro comercial, asi que si un dia estais aburridos, no teneis nada que hacer, o está lloviendo y os sentís melancólicos no vayais al cine, ni al parque de atracciones, ni al zoo, lo mejor es un centro comercial, allí teneis el espectáculo asegurado y además comida gratis xD hasta otra!

Diario de Colón


1. Diario de Colón. Libro de la primera navegación

Jueves, 11 de octubre [12.10.1492]

Puestos en tierra vieron árboles muy verdes, y aguas muchas y frutas de diversas maneras. El Almirante llamó a los dos capitanes y a los demás que saltaron en tierra, y a Rodrigo de Escobedo, escribano de toda la armada, y a Rodrigo Sánchez de Segovia, y dijo que le diesen por fe y testimonio como él por ante todos tomaba, como de hecho tomó, posesión de la dicha Isla por el Rey y por la Reina sus señores, haciendo las protestaciones que se requerían, como más largo se contiene en los testimonios que allí se hicieron por escrito. Luego se juntó allí mucha gente de la Isla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de su primera navegación y descubrimiento de estas Indias: "Yo (dice él), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conocí que era gente que mejor se libraría y convertiría a Nuestra Santa Fe con Amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unos bonetes colorados y unas cuentas de vidrio (1) que se ponían al pescuezo, y otras cosas muchas de poco valor, con que tuvieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cuales después venían a las barcas de los navíos a donde nos estábamos, nadando. Y nos traían papagayos y hilo de algodón en ovillos y azagayas (2) y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuenticillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. Mas me pareció que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como su madre los parió, y tanbién las mujeres, aunque no vide (3) más de una harto moza. Y todos los que yo vi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de más de 30 años. Muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras. Los cabellos gruesos casi como sedas de cola de caballos, y cortos. Los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrás que traen largos, que jamás cortan. De ellos (4) se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos, y de ellos se pintan de blanco, y de ellos de colorado, y de ellos de lo que fallan (5) . Y dellos se pintan las caras, y dellos todo el cuerpo, y de ellos solos los ojos, y de ellos solo la nariz. Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las to-maban por el filo, y se cortaban con ignorancia. No tienen algún hierro. Sus azagayas son unas varas sin hierro, y algunas de ellas tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son de buena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vi algunos que tenían señales de heridas en sus cuerpos, y les hize señas que era aquello, y ellos me mostraron como allí venían gente de otras islas que estaban cerca y los querían tomar y se defendían. Y yo creí y creo que aquí vienen de tierra firme a tomarlos por cautivos. Ellos deben ser buenos ser-vidores y de buen ingenio, que veo que muy presto dicen todo lo que les decía. Y creo que ligeramente se harían cristianos, que me pareció que ninguna secta tenían. Yo, placiendo a Nuestro Señor, llevaré de aquí al tiempo de mi partida seis a Vuestra Alteza para que aprendan a hablar. Ninguna bestia de ninguna manera vi, salvo papagayos en esta Isla." Todas son palabras del Almirante.

2. Carta de Colón, anunciando el descubrimiento del Nuevo Mundo

Señor (6), porque sé que habreis placer de la grand victoria que Nuestro Señor me ha dado en mi viage, vos escribo esta, por la cual sabreis como en 33 días pasé a las Indias, con la armada que los Ilustrísimos Rey e Reina nuestros señores me dieron donde yo fallé muy muchas Islas pobladas con gente sin número, y dellas todas he tomado posesión por sus altezas con pregón y bandera real extendida, y no me fué contradicho. A la primera que yo fallé puse nombre San Salvador (7), a conmemoración de su Alta Magestal (8), el cual maravillosamente todo esto ha dado: los Indios la llaman Guanahani. A la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción: a la tercera Fernandina: a la cuarta la Isabela: a la quinta la isla Juana (9), é asi a cada una nombre nuevo.

[...]

Yo entendía harto de otros Indios, que ya tenía tomados, como con-tinuamente esta tierra era Isla: é así seguí la costa della al oriente ciento siete leguas fasta donde facia (10) fin; del cual cabo vi otra Isla al oriente distante desta diez é ocho leguas, á la cual luego puse nombre la española (11): y fuí allí: y seguí la parte del setentrion, así como de la Juana, al oriente ciento é ochenta y ocho grandes leguas, por linea recta, la cual y todas las otras son fertilísimas en demasiado grado, y ésta en extremo: en ella hay muchos puertos en la costa de la mar sin comparación de otros que yo sepa en cristianos, y farto rios y buenos y grandes que es maravilla: las tierras della son altas y en ella muy buenas sierras y montañas altísimas, sin comparación de la isla de Teneryfe, todas fermosísimas, de mil fechuras, y todas andables y llenas de árboles de mil maneras y altas, y parecen que llegan al cielo; y tengo por dicho que jamás pierden la foja, segun lo pude comprender, que los vi tan verdes y tan hermosos como son por mayo en España. Y dellos estaban floridos, dellos con fruto, y dellos en otro término, segun es su calidad; y cantaba el ruiseñor y otros pajaritos de mil maneras en el mes de noviembre por allí donde yo andaba. Hay palmas de seis o de ocho maneras, que es admiración verlas, por la diformidad fermosa dellas, mas así como los otros árboles y frutos é yerbas: en ella hay pinares á maravilla, é hay campiñas grandísimas, é hay miel, y de muchas maneras de aves y frutas muy diversas. En las tierras hay muchas minas de metales é hay gente in estimable número.

La Española es maravilla: las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas, y las tierras tan fermosas y gruesas para plantar y sembrar, para criar ganados de todas suertes, para edificios de villas y lugares. [...]

En conclusión, a fablar desto solamente que se ha fecho este viage que fué así de corrida, que pueden ver Sus Altezas que yo les daré oro cuanto hobieren menester (12), con muy poquita ayuda que sus altezas me darán: agora especería y algodon cuanto Sus Altezas mandaran cargar, y almastiga (13) cuanto mandaran cargar; é de la cual fasta hoy no se ha fallado salvo en Grecia y en la isla de Xio, y el Señorio la vendo como quiere, y lignaloe (14) cuanto mandaran cargar, y esclavos cuantos mandaran cargar, é serán de los idólatras; y creo haber fallado ruibarbo (15) y canela, e otras mil cosas de sustancia (16) fallaré, que habrán fallado la gente que allá dejo; [...]

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